Ayudadas por la fuerza de gravedad, la parturienta flecta sus piernas y se inclina apoyando sus manos en el piso tomándose de alguna barra superior para no perder el equilibrio, mientras puja y da a luz de manera absolutamente natural. Algunas lo hacen en un jacuzzi especialmente esterilizado y la madre permanece allí hasta la dilatación máxima. Luego es llevada al pabellón donde concluirá el parto.
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